miércoles, 3 de agosto de 2011

Gestión por competencias en la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón

El pasado lunes descargué en mi ordenador un pdf con ese sugestivo título, publicado en este 2011. He empezado a leer la presentación de la que fue Consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, Eva Almunia Badía.


A continuación copio el enlace a la web del documento:


http://bibliotecavirtual.aragon.es/bva/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=3600146&aceptar=Aceptar


Y en modo abreviado:


http://goo.gl/W0luZ


Sólo voy a comentar dos ideas de la mencionada presentación del documento.



"Estándares de calidad, eficacia y eficiencia a la que los ciudadanos tienen derecho”. Y en el párrafo siguiente: “satisfacer el derecho de los ciudadanos a una buena administración".


Así ha de ser, mas no olvidemos que el funcionario también debe poder desarrollar su trabajo con unos estándares de calidad, eficacia y eficiencia, que en muchas ocasiones brillan por su ausencia, cuando se introduce la rutina, la desconexión entre el comienzo de proceso de trabajo y su finalización, que pasa a otras manos.


Cuando se habla de funcionario parece que se piensa en el funcionario del manguito de o en el modelo que generalizó y popularizó Mariano José de Larra. No.


La diversidad de trabajos que pueden realizar los funcionarios es notable y no se puede aplicar un modelo o pauta única de trabajo.


Hay tareas administrativas, que suelen ser repetitivas, y que requieren un aprendizaje relativamente corto para desarrollarlas con una calidad más que aceptable.


Otras, se integran en procedimientos que el funcionario no controla en todas sus fases, por ejemplo si la respuesta a un determinado escrito debe ser realizada por un directivo, porque al funcionario se le da poco margen de decisión, o simplemente no quiere resolver porque para eso está el jefe o la jefa y no desea meterse en problemas, “que no me pagan para eso...”


Muchas no aportan ningún valor en el proceso y se realizan manualmente, pudiendo ser sustituidas por ordenadores o máquinas que automaticen tareas.


Una gran parte de la secuencia laboral se realiza porque lo dice la normativa o “porque siempre se ha hecho así”.


Finalmente, otras tareas requieren innovación, creatividad, aportación formal o informal de ideas, realización de informes, creación de normativa, elaboración de un powerpoint. Éstas no tienen en muchos casos contacto con el ciudadano, pero repercuten en él. También hay que lograr un ambiente de calidad donde se pueda estudiar, trabajar con un mínimo de concentración o poseer unas herramientas adecuadas que posibiliten realizar las tareas con mayor rapidez y buenos resultados.


Deseamos calidad para los ciudadanos, pero vamos a empezar por dársela al trabajo de los funcionarios, que repercutirá, sin duda, en aquéllos.


Quería seguir con un segundo párrafo, pero me he extendido demasiado con el primero. Simplemente haré un breve comentario.


"Cuándo alguien es competente en su puesto de trabajo. La respuesta es cuando sabe qué hacer, sabe cómo hacerlo y tiene voluntad y disposición, es decir, sabe, sabe hacer y quiere".

El problema principal de esa competencia es que, en muchos casos, el funcionario sabe qué hacer, cómo hacerlo, tiene voluntad y disposición, pero no puede o no le dejan, y el trabajo pasa a manos “superiores” que en algunos casos no saben, no saben hacer o no quieren hacerlo. Y se acabó la historia.


Seguiremos hablando si a Vds. les interesa el tema.


domingo, 3 de enero de 2010

Apagón político y algo más

Del 3 al 10 de enero: Apagón político y algo más.


Un Nuevo Renacimiento se hace más necesario que nunca a la vista de los hechos políticos. Durante la primera semana del 2010 vamos a descontaminarnos de tanta desafortunada intervención y verborrea de los políticos de turno, de izquierda, centro y derecha, de tanto insulso, insultante e imberbe con cuatro pseudoideas, de tantos salvadores de la patria, de tantos profetas y redentores sociales. Fuegos artificiales: mucho ruido y pocas nueces. Mucha bengala y nada de luz.


Así que, si os queréis sumar, ya lo sabéis: del 3 al 10 de enero de 2010, una buena dieta sin políticos. Veréis qué bien os encontráis el 11 de enero, y veréis como reflotáis vuestro espíritu crítico, porque empezaréis, al menos, a pensar por vosotros mismos, y aprenderéis a utilizar mejor vuestro tiempo y a no dejaros manipular.


Y eso sólo en una semana. Os espero el 11 de enero para que me contéis vuestra experiencia.


Un Nuevo Renacimiento ético a través de otra política y un nuevo renacer en vosotros mismos.


La ética de la justa medida, el equilibrio entre lo más y lo menos y la ética del cuidado esencial, según Leonardo Boff, quien nos recuerda que, en palabras de Heidegger, la esencia del ser humano radica en el cuidado. Si el ser humano no demuestra cuidado desde su nacimiento hasta la muerte, se desestructurará, se debilitará y acabará muriendo. Cuidado propio y de lo que tiene alrededor.


Acaban de pasar unas fiestas que si pierden su esencia religiosa y espiritual se acaban convirtiendo en un vacío culto al estómago y a los regalos, al consumo alocado, al brutal desenfreno de sexo, alcohol, barullo, dinero. Sin medida. El hombre se va descuidando, y deja de ser un ser humano y espiritual para convertirse en consumidor compulsivo y desenfrenado de todo lo que le pongan por delante. Un poco más animal, dominado compulsivamente por sus instintos, en un sistema consumista y depredador.





viernes, 1 de enero de 2010




He querido publicar esta fotografía para felicitaros por todo lo bueno que habéis podido y querido aportar a Zaragoza en el 2009.


Porque las ciudades las hacen los ciudadanos, son de los ciudadanos y para los ciudadanos. El territorio común debemos cuidarlo como si realmente fuera nuestro, porque lo es.


Desde la cultura del respeto por los demás, no ensuciar Zaragoza, respetar el descanso de los que duermen porque tienen que madrugar para acudir a su trabajo, pensar igual en derechos que en deberes para con la ciudad, evitar los excesos en comidas y bebidas que conllevan el despilfarro que se nota alrededor de los cubos de basura.


Vencer la comodidad que nos llevaría a no doblar las cajas de cartón e introducirlas en los depósitos establecidos al efecto, en vez de dejarlas fuera.


Respetar los espacios de los peatones y no invadirlos de bicicletas. Por cierto, desearía establecer contacto con algún usuario de bicicleta que respete los semáforos. Por ahora no conozco ninguno, según lo que voy viendo por las calles.


Piensa ahora en ti, en lo que tú puedes hacer por Zaragoza y no dejes las cosas sólo en manos de los políticos.


Te deseo un feliz 2010.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Estampó su nariz por ir borracha


Domingo. Seis de la mañana. Risas etílicas en la acera, bajo mi ventana. Risas femeninas. Tres. Me despiertan. Fuera, 4º C, sin niebla. Pego mi nariz al cristal. La mayor, talludita, rondaba los cuarenta. Las otras no pasaban de los veinte.


Señalaban un bar que ya estaba cerrado. Querían más juega con más alcohol. No pudo ser.


Al final dejaron de reír, avanzaron por la acera, rumbo a un paseo más ancho, hasta que ¡zas!, la talludita estampó su nariz en el poste recaudatorio. La mía, mi nariz, ya fría por el cristal, volvió a pegarse a la blanda y tibia almohada.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Civismo

Según Victoria Camps y Salvador Giner "el civismo es una forma de vivir, un compromiso con la ciudad y con las cosas que son de todos. Es una cultura que hay que cultivar".

Vivimos, en buena parte, una cultura de la invasión. Los coches y camiones no sólo invaden los pasos de cebra, sino que también las aceras de algunas placetas, como la que tengo en mi casa, que se ve plagada de motos y algún que otro coche que casi pega su "morro" a la puerta de la calle. Mucho morro tienen muchos. Y hora salen las bicicletas, como setas que en una especie de circulación "a lo medieval" aparecen por doquier. Y para rematar, estás esperando al autobús en esas paradas eternas fruto del mal servicio de la mayoría de las líneas, y tienes que aguantar la invasión del humo de uno o más fumadores. Y si quieres dormir por la noche, tras muchas horas de trabajo, tienes que aguantar el acoso de un griterío cargado de alcohol que deambula por muchas calles tranquilas y aprovecha para arrear buenas patadas a lo que se pone por delante, con especial predilección por los cubos de basura. Seguiríamos: la invasión de chicles pegados en las aceras, etc. 

¿Quién dijo que eso de la educación para la ciudadanía era un cuento?

martes, 17 de noviembre de 2009

Participación y Sistema de Salud

Razones de trabajo me han impedido asistir al FICOD’09. Ayer acudí a la II Jornada de Participación y Salud, organizada por la Dirección General de Atención al Usuario, del Departamento de Salud y Consumo (Gobierno de Aragón). Se habló, entre otros temas, de un nuevo modelo de participación en el Sistema de Salud.


Pasan apenas veinticuatro horas, y Kevin Spacey dice en el FICOD: “La participación no es una opción, sino una necesidad, Expresarse en libertad es un reto.”. Claro que lo decía en un contexto muy distinto, el de las nuevas tecnologías en la comunicación. Bueno, un contexto no tan diferente temáticamente hablando, porque en la Jornada de Participación y Salud se habló de la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación, como poderosa herramienta para la participación, y en la importancia de la formación para implementar el modelo participativo.


Sigue Kevin Spacey: “Allá donde vayamos, nuestra educación va con nosotros. La cultura es el mejor embajador para cualquiera. Dice mucho de nosotros, de nuestro respeto a los demás y nuestra creatividad”.


Por contraste, la mayoría de los actuales gestores en el Sistema de Salud, si son médicos, no han recibido ni siquiera una formación básica en participación ni en comunicación, ni en el pregrado ni en el postgrado. A lo sumo, con un “master de gestión sanitaria” en su currículum, como si eso fuera la llave mágica que les abriera su cerebro. Las puertas laborales, quizá sí: Las de los cargos de gestión. Pero nada más. 


Añade Spacey: “Tuve buenos profesores que promovieron mi talento y creatividad”. Les puedo decir, en mi caso, que en la Administración, en mis cortos treinta años de actividad, a esos buenos ”promotores de excelencia” los puedo contar con la mitad de los dedos de mi mano derecha. Pocos, pero excelentes. Lo que ha hecho que valiera la pena el resto del tiempo que me han hecho perder en un sinfín de tareas sin otro objetivo que llenar las horas, para no morirse de aburrimiento, o de asco, que es más o menos lo mismo.


Se abre un nuevo tiempo de esperanza. Creo en la participación, pero hay que empezar por verla en la Casa de la Administración. Entrenar a los que mandan para que aprendan a soltarse por el facebook, o por el twitter, o por los blogs. Perder miedo al diálogo “cuerpo a cuerpo” o mediante foros o chats con los ciudadanos, usuarios del Sistema de Salud. El objetivo, la educación y la formación, propia y ajena. Y enterarse de lo que pasa, aunque lo que a veces se cuente no guste. Y, siempre, la comunicación, aunque en ocasiones aporte poca información o ideas. Mantener los canales permanentemente abiertos, los ojos bien despiertos, y los oídos en permanente escucha. Compartir información, decisión y otras responsabilidades.


Muchos se enredan en los quehaceres burocráticos de la participación, y caminan sin manifestar sus opiniones al respecto. Quizá porque no las tengan o carezcan de criterio. Confío en que sea por modestia, o porque no les han dado la oportunidad. 


Termino con otras palabras del actor, productor y director cinematográfico, en un alegato final: “Creo en el cine, en los chicos, en el teatro, en la cultura, en el talento y en la red”. Vamos a poner todo el empeño en lograr unos buenos mecanismos de participación en salud.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Nenas y nenes que vivís de la política (del color que sea).

Sólo quiero recordaros algo fundamental: El derecho a discrepar es la esencia de la democracia.