sábado, 13 de junio de 2009

Mercado goyesco



Supongo que en el 1808 los animales convivían estrechamente con los humanos, vivían, comían y compartían con ellos los mismos caminos.

Quizá por eso la recreación de un mercado goyesco permite contemplar tamaño desaguisado de basuras en la entrada principal, bajo el puente; poneys -ilusión de los más chicos- que van dejando sus animales descargas en medio del paseo entre chiringuitos o tiendas. No importa el género -vasijas, collares, pasteles o pulpo-. El olor a excrementos junto a la comida quizá rememore el estilo de vida de hace doscientos años.















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