“La mayoría de nosotros trabajamos tanto que no tenemos tiempo para trabajar con eficacia” (Marc Allen: "Los vagos también triunfan”)
Sabemos manejar muchas máquinas, y no nos sabemos manejar con lo más próximo a nosotros: el tiempo. Compramos una flamante PDA (que también nos quita tiempo) para que nos ayude a organizar el día y la semana, cuando realmente sólo tenemos que disponer de unos pocos minutos al día para poner por escrito lo que queremos o tenemos que hacer, y un poco de voluntad para ejecutar lo decidido. Y saber que habrá imprevistos. Evitar los “ladrones de tiempo” (interrupciones, correo electrónico, cotilleos, ese largo cafelito, el “¿tienes un minuto?”, el teléfono móvil, las reuniones que tienen hora de empezar pero no de terminar) y lanzarnos a lo que tenemos entre manos, poniendo en ello la cabeza y el corazón, con toda la concentración e intensidad de que seamos capaces. Y saber regresar a tiempo a casa, para reponernos y conciliar nuestra vida laboral, familiar y personal. No se trata de trabajar tanto ni cuanto, porque no se trata de horas, sino de brújula. Ahí arranca la eficacia.
martes, 17 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Animo , por este blog que has iniciado.La eficacia debe permitir ser feliz . No dejes que la sociedad te marque el ritmo. Recuerda las palabras del Principito de SaintExupery:" lo importante es la polar". La polar de un ser humano es ser feliz, y hacer feliz a los demas.
Publicar un comentario